Rafael Ruiz Harrell, falleció con el año 2007. Su legado y su estatura como ser humano quedarán en la memoria colectiva de la sociedad mexicana. Con la fuerza de las ideas y la palabra hizo de México un país diferente, un país mejor. El mejor homenaje para él será seguir fomentando el pensamiento crítico, reflexivo y sin concesiones ante el poder y sus abusos. En el terreno de la criminología será difícil remplazarlo, pero su ejemplo es una fuente de inspiración y un compromiso para las nuevas generaciones.
Por mi parte, lo único que puedo compartir con los lectores de este blog, es la estrofa final del poema de José Gorostiza, Muerte sin fin, que Rafael solía recitar con voz fuerte y firme, para concluir con una amplia sonrisa preguntando a su interlocutor si acaso existía algo más bello que dicho verso...
Desde mis ojos insomnes
mi muerte me está acechando,
me acecha, sí, me enamora
con su ojo lánguido.
¡Anda putilla del rubor helado,
anda, vámonos al diablo!
Por mi parte, lo único que puedo compartir con los lectores de este blog, es la estrofa final del poema de José Gorostiza, Muerte sin fin, que Rafael solía recitar con voz fuerte y firme, para concluir con una amplia sonrisa preguntando a su interlocutor si acaso existía algo más bello que dicho verso...
Desde mis ojos insomnes
mi muerte me está acechando,
me acecha, sí, me enamora
con su ojo lánguido.
¡Anda putilla del rubor helado,
anda, vámonos al diablo!