En el prólogo de esta publicación la Canciller mexicana Patricia Espinosa Cantellano señala:
La corrupción es, como el cáncer, un mal que vulnera y destruye desde las entrañas. Al socavar los pilares de la sociedad –las normas que la rigen y las instituciones que la sostienen— acaba finalmente por distorsionar las relaciones entre sus miembros y dañar gravemente la vida de una nación. Un gobierno capaz de impulsar el crecimiento económico y el desarrollo, de crear oportunidades para que las personas desarrollen sus talentos y capacidades en beneficio propio y de su comunidad, requiere del apoyo y la confianza del ciudadano. Sólo podrá beneficiarse de ellos si éste siente que su gobierno actúa con honestidad y responsabilidad y si, al mismo tiempo, cuenta con los medios e instrumentos para asegurarse de que así sea: transparencia en las acciones gubernamentales, información pública suficiente y accesible, controles adecuados para prevenir y sancionar, en su caso, el enriquecimiento ilícito de los funcionarios públicos o cualquier tipo de abuso por parte de estos, entre otros.
La corrupción es, como el cáncer, un mal que vulnera y destruye desde las entrañas. Al socavar los pilares de la sociedad –las normas que la rigen y las instituciones que la sostienen— acaba finalmente por distorsionar las relaciones entre sus miembros y dañar gravemente la vida de una nación. Un gobierno capaz de impulsar el crecimiento económico y el desarrollo, de crear oportunidades para que las personas desarrollen sus talentos y capacidades en beneficio propio y de su comunidad, requiere del apoyo y la confianza del ciudadano. Sólo podrá beneficiarse de ellos si éste siente que su gobierno actúa con honestidad y responsabilidad y si, al mismo tiempo, cuenta con los medios e instrumentos para asegurarse de que así sea: transparencia en las acciones gubernamentales, información pública suficiente y accesible, controles adecuados para prevenir y sancionar, en su caso, el enriquecimiento ilícito de los funcionarios públicos o cualquier tipo de abuso por parte de estos, entre otros.
A pesar de los rezagos, e incluso a pesar de las indudables reticencias y resistencias en el ámbito público y también en el privado, en México el acceso de los ciudadanos a estos medios e instrumentos en la lucha contra la corrupción es un proceso que avanza. Parte importante de él es que nuestro país sea hoy parte de importantes instrumentos jurídicos destinados a fortalecer la cooperación internacional en el combate a la corrupción. Este Compendio de instrumentos jurídicos universales y regionales contra la corrupción busca lograr un mayor conocimiento de las tres convenciones de las que México es parte: la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, la Convención Interamericana contra la Corrupción y la Convención de la OCDE para Combatir el Cohecho de Servidores Públicos Extranjeros en Transacciones Comerciales Internacionales.
El texto de cada una de ellas va precedido de una introducción en la que destacados expertos subrayan la importancia y actualidad de estos instrumentos y el por qué debe asegurarse su cabal instrumentación. Agradezco a Antonio Maria Costa, Jorge García González y Patrick Moullet su gran apoyo. México es de los pocos países latinoamericanos que han ratificado las tres convenciones anticorrupción, lo que subraya nuestro firme compromiso en la materia. Es claro, sin embargo, que el éxito en esta lucha requiere de la colaboración y la coordinación entre todos los órdenes de gobierno, así como de la participación decidida de ciudadanos, empresas y organismos de la sociedad civil.